![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPggnrzenZEMHs7qLapeclQzTeQyO-k-PM_lPCHIsjJOGph8NxHhvdc_C67GsBSvWd8FW0smtddeW9oOlOVWKcCpyBgrOU3HTSVkyHh15ufjs_my0SfmtVFTSBeh2TvOhg0phKIEjRraM/s200/estratos.bmp)
Dice Sábato que en la sociedad hay estratos horizontales. Las vidas de las personas que comparten un mismo estrato se cruzan con frecuencia y se encuentran en los lugares más peculiares, pasando a ser escenarios que inspiran un extraño arropamiento. Esto es así, y por eso no me incomodaba ni sorprendía cuando mis compañeros y yo nos encontrábamos.
Escribí sobre esto hace unos años, cuando estudiaba fuera de casa. Me cruzaba con mis compañeros de estrato y los reconocía entre la gente. Me sabía sus vidas sin que me las hubieran contado. Qué importa qué de cierto había en ellas de cara a los demás, nosotros estábamos por encima de eso. En mis idas y venidas desordenadas en tren los encontraba en el mismo vagón y me sentía en casa. Nunca nos cruzamos la mirada, eso no formaba parte del código de comunicación de los comoradores de estrato; teníamos un código propio que solo nosotros interpretábamos.
Me pregunto a dónde habrán ido, y si me echarán de menos. Me los imagino a todos juntos, pululando como peces de mar bajo la misma corriente. Confío que será cuestión de tiempo que nos volvamos a encontrar y mientras tanto me recibirán en un nuevo estrato porque, aunque parezca mentira, no nos mantenemos ajenos ante el que se mueve dubitativo por un terreno tan extraño.
Escribí sobre esto hace unos años, cuando estudiaba fuera de casa. Me cruzaba con mis compañeros de estrato y los reconocía entre la gente. Me sabía sus vidas sin que me las hubieran contado. Qué importa qué de cierto había en ellas de cara a los demás, nosotros estábamos por encima de eso. En mis idas y venidas desordenadas en tren los encontraba en el mismo vagón y me sentía en casa. Nunca nos cruzamos la mirada, eso no formaba parte del código de comunicación de los comoradores de estrato; teníamos un código propio que solo nosotros interpretábamos.
Me pregunto a dónde habrán ido, y si me echarán de menos. Me los imagino a todos juntos, pululando como peces de mar bajo la misma corriente. Confío que será cuestión de tiempo que nos volvamos a encontrar y mientras tanto me recibirán en un nuevo estrato porque, aunque parezca mentira, no nos mantenemos ajenos ante el que se mueve dubitativo por un terreno tan extraño.
4 comentarios:
Qué gran libro.
Por cierto, podrías explicarnos qué es la foto... Alguna parte de la nefrona, ¿quizás? ;)
La meganefrona de King Kong, 10 cm... ;)
me encuentro buscando qué es una marisma, a lo que nos acaba llevando el post..además de al gran desconcierto:)
Publicar un comentario