Si en tantas ocasiones las fantasías superan al propio autor, con Lovecraft me pasa todo lo contrario. No son los delirios del escritor, sino su sola presencia la que me fascina. La idea de un ser solitario en una húmeda habitación de altas paredes, bajo una luz tenue proyectando sombras alargadas, revolviéndose en sus historias preternaturales y retando al terror para ver hasta dónde es capaz de llegar en las páginas de un libro, es decir, la idea del Soñador de Providence, como lo llaman en el libro, es lo que más me atrae de él. Desde que lo conocí escalando las estanterías familiares explorando nuevos horizontes, vuelve a mí de forma cíclica y cuando menos me lo espero, perdiéndome en sus terrores abstractos y sus colores terroríficos. Me he dado cuenta de que nuestra relación se va creando a base de capas consolidadas, recibiendo noticias suyas que llegan sin avisar. La enorme sorpresa de recibir este año por mi cumpleaños, de manos de mis amigos, sus obras completas, supuso uno de esos encuentros.
Lector obsesivo que exprime los escritos de sus antecesores, estalla en su obra cosmogónica y reparte viva inspiración entre aquellos apasionados que beben de sus letras. Me ha fascinado comprobar y entender que no se puede tener a Lovecraft calladito en nuestros recuerdos. Como sus personajes, se mueve, se desliza, aparece sin poder estarse quieto en nuestra mente haciendo que los que lo llevamos dentro tengamos que escupir fragmentos lovecraftianos y mantenerlo vivo en este mundo para que siempre pueda seguir contando historias de los suyos. Pasad al otro lado y maravillaos con este universo en expansión que crece bajo el legado inagotable de H.P. Lovecraft.
1 comentario:
Teño que facerme con este comic. Levo tempo atrás del, pero cand o atopo non levo pasta, e cando teño pasta non o atopo... Pero xa hai tempo que lle teño botado o ollo. Ten coidado, unha vez que empezas, engancha. O cómic, digo. Ou serei eu, que teño unha personalidade adictiva ;)
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