sábado, 13 de septiembre de 2008

Un ramito de Cecilias


De pequeña, la cantante Cecilia era una más en nuestros trayectos familiares en coche. Todos gritábamos a garganta partida los estribillos de sus canciones. Yo, aun sin entenderla del todo, me quedaba fascinada por sus letras, por lo que decía, y sobre todo por el temple y la calidez de sus melodías. Parecía que las palabras fuesen brotando de su mente de forma natural para contar historias complejas, de vidas frustradas, sueños rotos, pero también de amor y optimismo hacia una tierra que amaba. Un año decidí llevarme el cassette a mi casa porque me había enganchado a la suavidad de sus letras, y aunque no comprendiese muchas palabras, estaba realmente emocionada con sus canciones. De alguna forma la adopté como mi hermana mayor, mujer experimentada, serena y madura. Desde el primer momento en que la conocí, supe que estaba muerta. Murió en un accidente de tráfico. Nosotros cantábamos sus canciones en la carretera, recordándola, y gritando sus canciones de amor a su tierra la sentía renacer. Su energía se metía como un calambrazo en mi cuerpo, y entonces yo cantaba todavía más alto, cantaba por las dos. Este año me enteré que murió con 27 años. La hermana mayor, mi referente, ese alguien a quien aspirar en un futuro, resulta que se murió con mi edad. No puedo creer que haya escrito esos versos tan hermosos y maduros siendo ya más joven que yo. No entiendo cómo pudo haber consolidado su elaborado tono de voz en lo que realmente significaba todavía el despunte de su carrera. Me asombra y emociona, por lo que siempre significó para mí. Creo que es injusto decir que vivió deprisa. Su tiempo transcurrió a la misma velocidad que el de todos los que tenemos su edad. Ella valía para llegar así de lejos tan joven, y tendría el mismo derecho de seguir manejando su vida, a su ritmo, como el que tenemos nosotros.

Dicen que viajando es como mejor se conoce a las personas. Así fue como conocí yo a Cecilia, en nuestros sucesivos viajes, y quizás por ser tan pequeña entonces tengo hoy tan vivas sus canciones, como las palabras de una hermana mayor. Gracias a internet la conozco ahora más allá de la foto deslustrada del cassete. Y me impresiona muchísimo verla, la imagen de alguien que siempre estuvo en mi vida con sus bonitas canciones pero que nunca he llegado a conocer. Resulta que tenía una cara, y es más, se movía.

Sus letras visitan mi mente desde niña. Es posible ponerse a reflexionar en cada uno de sus versos. A lo largo de los años he logrado descifrar muchas de sus palabras, pero aún me queda por conocer algunas. Es que aún soy muy pequeña..me pregunto si algún día seré tan mayor como Cecilia para lograr entenderla del todo.

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